Santo Domingo. "¿Que donde está la Ma' Teodora?/ Rajando la leña está", dice lo que Alejo Carpentier, en su "Historia de la música en Cuba", definió como el primer antecedente del son.
La musicóloga cubana María Teresa Linares, decana de los investigadores cubanos, a sus 87 años, en una habitación del hotel Marriot de Santo Domingo, dice: "Pienso que eso es novela, porque en Cuba se demostró con un trabajo que hizo el ya fallecido musicólogo cubano Alberto Mugercia, con todos los archivos de la Biblioteca Nacional y el Archivo Nacional, que los documentos de De la Parra, que fue quien originalmente escribió eso y por lo cual le dieron crédito Sánchez Matons y a los demás músicos del siglo XIX, eran apócrifos, eran falsos".
"No se sabe si Micaela y Teodora Ginés existieron o no; pero lo que sí se sabe es que esos documentos son apócrifos. Pero bien pueden haber habido aquí una Micaela y una Teodora Ginés, y eso aquí es donde tienen que buscarlo y encontrarlo en los archivos y la tradición. 'Papelito jabla lengua' como dicen los congos", manifestó en exclusiva a Diario Libre.
La también pedagoga afirmó que los elementos del son están integrados en las culturas del Caribe.
"El son parte de elementos africanos y españoles. De España vienen copla y décima. En Cuba hay soneros que cantan décimas dentro del son. Nos viene la guitarra y lo que esta toca es un elemento rítmico africano que viene desde el siglo XIX como tango de negros, y esa es la base de la habanera, la danza, las contradanzas", explicó.
"Alejo Carpentier estudió mucho a Cervantes y a Saumell y dice que en Saumell, en muchas contradanzas, aparecen elementos de la guajira, la criolla, la guaracha, y en Cervantes acaba de salir en Cuba un trabajo estupendo con un concierto grabado con la danzas que Cervantes llamó Melopeas. Tenemos evidencias desde el siglo XIX de toda una serie de elementos que dan origen al son en el siglo XX e irrumpe en La Habana", explica.
Y agrega que "en las provincias orientales se gestó ese primer son que se le llamó 'montuno' y ese fue el que llevó a La Habana y allí se le puso la introducción cantada. Te pongo como ejemplo 'No hay yaya sin guayacán', de Arsenio Rodríguez, que nada más que es montuno de principio a fin con coplas introducidas que es de lo más primigenio que he grabado.
Mi esposo Argeliers León (musicólogo y catedrático fallecido en 1991), y yo, grabamos en la ciudad de Bayamo, allá por 1950, un viejito ciego que cantaba sones antiquísimos y pedía propina en el tren" narró.
Cabotaje entre las islas
La musicóloga cubana entiende que ha existido una relación muy grande entre todas las islas a fines del siglo XIX y principios del XX, con trabajadores inmigrantes.
"Y en las zonas orientales hay jamaicanos, haitianos, puertorriqueños, dominicanos; y esos o nos dieron son o bebieron son del nuestro, pero todos somos un gran núcleo de soneros en el Caribe. Me baso pues en las evidencias que tengo de mis propias investigaciones. Hay muchas leyendas tejidas", dijo, mientras ponía la bola en el campo de los investigadores dominicanos.
Nacida en La Habana el 14 de agosto de 1920, María Teresa Linares integró entre 1938 y 1947 la Coral de La Habana y es autora de "Ensayo sobre la influencia española en la música cubana"; "El sucu-sucu de Isla de Pinos"; "La música popular" y "La música y el pueblo", entre otros. Actualmente es vicepresidenta de la Fundación Fernando Ortiz.
Junto a su fallecido esposo, el eminente musicólogo Argeliers León, investigó durante décadas y recogió en trabajos de campo, numerosos exponentes de la música popular cubana de todos los tiempos.
Linares presidirá la primera sesión del II Congreso Música, Identidad y Cultura que comienza hoy en el Centro León de Santiago, y dentro del cual se prometen debates calientes sobre el son y sus orígenes.
Lástima que aquí, como sí en la bebé de la finada Anna Nicole Smith, no caben pruebas de ADN.
Bailes actuales
"Antes era la danza de pareja enlazada, los dos bailando juntos, las nuevas sonoridades y fusiones posibilita la pareja desenlazada y que cada uno haga sus figuraciones. Porque cada uno oye según la emisión de los sonidos de manera distinta. Antes era el hombre el que guiaba a la mujer y la obligaba al paso que él escogía. Ahora él baila a su manera y ella baila a su modo. Eso tiene su ricura, su gracia".
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