Orlando: 32 años después
Por NARCISO ISA CONDE
Orlando Martínez Howley, brillante periodista y militante revolucionario ejemplar, fue asesinado el 17 de marzo de 1975, aproximadamente a las 7:00 de la noche.
Se trató de un crimen político con características de asesinato de Estado, durante el régimen balaguerista de los doce años (1966‑1978).
El grupo del poder que lo asesinó fue denunciado a tiempo y un persistente esfuerzo de acusación logró mantener abierto el proceso de sanción judicial, pero sólo en el año 1997 pudo ponerse en marcha el expediente y apresarse a una parte de sus asesinos.
La impunidad total prevaleció durante 22 años. La acción judicial en los años posteriores ha sido lenta, parcial y tortuosa; limitada a los autores materiales.
Los autores intelectuales siguen fuera del expediente, a pesar del constante reclamo popular para que se les encause.
Ahora el proceso está en otra Corte de Apelación, la de San Pedro de Macorís, después que la Suprema Corte de Justicia anulara la sentencia amañada de la Corte de apelación de Santo Domingo, que intentó reducir la condena de 30 años de prisión dictada en primera instancia.
Ahora entra de nuevo debatirse el fondo de la acusación y me toca comparecer como testigo.
Todos ustedes saben de mis vínculos de camaradería, hermandad y amistad con Orlando Martínez Howley. Las grandes afinidades morales, político‑teóricas y humanas que nos unieron para siempre, desde nuestra militancia común en el movimiento estudiantil de izquierda "Fragua" y en el seno del Partido Comunista Dominicano, son muy conocidas.
Orlando fue un estudiante, un militante revolucionario, un ser humano y un comunicador ejemplar. De un gran talento e inmensa bondad. Su militancia revolucionaria, sus valiosos escritos y su ejercicio periodístico, los dedicó a enfrentar ‑con un despliegue de valor admirable‑ la represión, las torturas, las injusticias sociales, el saqueo de las corporaciones extranjeras, la perversidad política, el entreguismo al poder imperialista, el terrorismo de Estado aquí y mas allá de nuestras fronteras; defendiendo siempre a los explotados, reprimidos y discriminados.
Sus enemigos eran, en consecuencia fácilmente inidentificables, y quienes dentro de ellos se propusieron matarlo, tampoco resultó difícil detectarlos: estaban ubicados en la cúpula del poder militar, policial y político, en estrecha relación con los sectores poderosos, con las corporaciones transnacionales y con los enclaves de inteligencia y asesoría militar de los EEUU (Estación Dominicana de la CIA, Cuerpo de Asesores Militares‑MAAG, Embajada USA en el país).
Orlando los sindicó como los "generales de Horca de Cuchillo", refiriéndose sobre todo al grupo que encabezaba el entonces general Enrique Pérez y Pérez junto a los generales Salvador Lluberes Montás, Ramón Emilio Jiménez hijo y otros jerarcas militares; todos vinculados a la CIA, al MAAG y a los grupos terroristas de la mafia cubano‑americana de Miami; todos cavernariamente anticomunistas.
A ese grupo pertenecieron también el Coronel Ernesto Cruz Brea, encargado de inteligencia, el mayor Pou Castro, Jefe de Operaciones de grupos de acción y el coronel Isidoro Martínez (conocido cómo "La Caja") ya fallecido.
Utilizaban para sus fechorías a otros miembros activos de la Policía Nacional, el Ejército, la Marina, la Fuerza Aérea y sus órganos de seguridad, como también a miembros civiles de las tristemente célebre Banda Reeleccionista y Anticomunista (organismo paramilitar)
A Cruz Brea se refirió Orlando Martínez en su columna Microscopio denunciándolo como el oficial encargado de coleccionar sus escritos y de darle seguimiento para estimular el crimen. Incluso señaló que si era asesinado, solicitaba que ese coronel fuera investigado; siempre estableciendo los vínculos de este señor con el grupo de Pérez y Pérez.
Esto claro, pues, que hay hechos y personas que sancionar: responsables intelectuales, autores materiales, cómplices y encubridores. Con nombres, apellidos y funciones.
Hay confesiones y hechos comprometedores insoslayables, si se quisiera hacer justicia de verdad a nivel institucional.
Hay culpables mayores y menores, y el pueblo lo sabe y los ha juzgado a todos sin exclusiones. Solo falta que lo tribunales de la república se atrevan a sancionarlos.
Y cerca ya este 32 aniversario del asesinato de Orlando, los invito, junto a todos los miembros del Comité de Homenaje, para que el jueves 16 de marzo próximo a partir de las 9:00 a.m. (no el 17 porque es sábado), a rendirle honores al compañero caído. Como siempre en la José Contreras esquina Cristóbal de Llerena. ¡Flores para Orlando¡
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